martes, 9 de septiembre de 2008

Residentes dicen: “Ni colchones ni fundita, desalojo en La Barquita”


Por segundo día consecutivo residentes en el sector La Barquita, de Los Mina, protestaron y exigieron al Gobierno su traslado a un lugar donde las crecidas del río Ozama no afecten sus viviendas, como ocurre periódicamente.
“Ni colchones ni funditas, desalojo en La Barquita”, repetían como consigna los residentes en el lugar, quienes exigen al Gobierno del presidente Leonel Fernández tomar acciones definitivas para solucionar el problema.
Anoche los moradores de La Barquita tomaron la entrada a ese sector, donde incendiaron neumáticos y colocaron obstáculos en la vía para impedir la circulación de vehículos.
A causa de la protesta el tránsito de vehículos entre Los Mina y Sabana Pérdida quedó interrumpido por una hora, hasta que los manifestantes se retiraron.
Un contingente de la Policía comandado por un coronel de servicio en Los Mina se presentó y de inmediato ordenó el retiro de los neumáticos y de los obstáculos puestos en la vía.
Debido a la resistencia de los manifestantes el oficial lanzó dos bombas lacrimógenas, originándose un desorden que duró unos 20 minutos, al cabo de los cuales los moradores de La Barquita se retiraron a sus casas.
Esta mañana pequeños grupos de moradores comentaban la situación y coreaban consignas a favor del desalojo de las familias que viven a orillas del río Ozama.
Al lugar se presentó Luis Acosta Moreta (Luis El Gallo) director general de Desarrollo de la Comunidad, quien prometió recibir hoy una comisión de residentes en el lugar.
Acosta Moreta dijo que es intención del Gobierno del presidente Leonel Fernández resolver el problema de los moradores de ese lugar, pero dijo que eso requiere de grandes recursos.
“No podemos vivir en esta constante zozobra, pensando si el río va a subir o no... esto tiene que tener una solución”, dijo Apolinar de los Santos, propietario de dos casas.
Explicó que todas las noches, cuando llueve, la gente amanece en las calles, temerosa de que el río se meta en sus casas y arrase con todos los ajuares, como es habitual en los últimos años, con el riesgo de pérdidas de vidas.
Mientras tanto, decenas de personas continúan sacando sus colchones, muebles, televisores, estufas y otros electrodomésticos, debido a la constante crecida del río Ozama.
Ayer unas 50 viviendas estaban inundadas pero hoy el número de casas bajo las aguas era tres veces mayor.

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